martes, 3 de septiembre de 2013


A R., gudea de Lagash y vigilante impenitente del barrio, le han extirpado este  pasado invierno un tumorcillo de la nariz. La intervención ha dibujado un uve de finas curvas en la punta del apéndice; la marca, que recuerda a un prepucio invertido, no deja de tener su punto de elegancia, como de gaviotilla en vuelo, o algo así. En cualquier caso, la vecina no ha perdido un ápice de su ánimo y pasea por el barrio protegida por un sofisticado paraguas lila con el que se defiende del sol estival. R. acompaña su ajuar con una fina blusa de idéntico color al parasol y se exhibe ufana, paseando todas las tardes carretera arriba y carretera abajo, con el contoneo de una adolescente y los aires de un personaje de Chejov.