Del
cuaderno de campo del Doctor Líbido (supongo):
Es
tiempo de garcelas: en las majillas se entraman bolardas y espigones. Al final
del día, los palillos cubren el cielo con sus cantuelos. Sombras y aljabillas
siembran de estornudos las cañadas, y en los bochos de las encinas, el
cabretillo relame los afueros estirando su manteca. Habrá que esperar el entretiempo,
me digo, cuando las pateras tiñen con su estío albores y carreteras. Entonces,
y sólo entonces, de las cimbras y de todas las talayas, surge intempestivo el
arrochal, abrazando el campo con su sequío y desviando al fondo, con bravura,
el esquema de las cosas y de las carteras. Bienvenidos entonces los kimonos,
bienvenidos el arrochal y las entrameras con sus granos asomando encendidos
El
cielo se cubre entiempos de espolvillas, y monjas cuelgan sonrisas de las ramas
con el reyuelo ciscando en su caída. En el horizonte oservo muchas ganas;
alguna cuchara estafa en el albor y las granas todas ensueñan con colores y
alabardas asembrando hasta el final del día las rejas del paramento y las
enfiladas, que entre caños deslucen su agüita al despiste de las ramas.
En
esta época las lechuzas enlatadas apestan a montones. Se desvían y cubren con
su ajuero en chimeneas y ladrillos, prontas a solar con su vuelo entre el
ganado de cada amercado.
Anoto con arrobo esta anota y destruyo sin piedad las colinas y los amedos que rodean con solío mi soledad sola.
Anoto con arrobo esta anota y destruyo sin piedad las colinas y los amedos que rodean con solío mi soledad sola.