Palabras como
brazadas en el agua.
Palabras para no ahogarse uno.
Porque a mis espaldas
sólo tengo ya el rincón
al que el peso del mundo
me ha empujado.
Palabras para acompañar con música
esta danza absurda,
este
vaivén de bestia enjaulada.
Ni un segundo de distracción,
ni un segundo de derrota.
Y cuando las palabras se acaben,
la risa,
irreductible, innegociable, irrecusable,
inevitable.