jueves, 20 de septiembre de 2012


Vuelta al ruedo tras el paréntesis estival. Sin rastro del orondo Sancho, vigila mi carrera en la pista, infatigable, el agrimensor cojitranco y quijotesco que luce esta temporada una barba espumosa de ballenero nórdico; atiende mi evolución desde lo alto de su colinilla, armado con un gigantesco tridente en cuyos dientes exhibe, amenazante, la hojarasca muerta de este otoño recién inaugurado, ensartada cruelmente en su arpón de jardinero.